El síndrome de Burnout se traduce como “agotamiento, quemado”, haciendo referencia a la cronificación del estrés laboral. Manifestándose como un agotamiento excesivo físico o mental, llegando a alterar el autoestima y personalidad del trabajador.
Es por ello que la salud y la calidad de vida de los trabajadores se ven afectadas, trayendo consigo alteraciones de tipo cardiovascular, respiratorio, digestivo, muscular y sistema nervioso que llegan a desarrollar los trabajadores.
Por esta razón, áreas
específicas como urgencias, terapias intensivas y de cuidados coronarios han
sido denominadas áreas críticas, ya que en éstas, las demandas de atención para
los profesionales son muy fuertes, debido a que se requiere una atención
inmediata y continua con alto grado de eficiencia y especificidad, por esta
razón tiene gran importancia la naturaleza de la enfermedad y la gravedad del
pronóstico, además, se viven experiencias de gran carga emocional en los
procesos de duelo y sufrimiento.
En conclusión, el estrés en el ámbito hospitalario
no solo repercute en la satisfacción laboral del trabajador que lo padece, sino
también en el enfermo que depende de sus cuidados.
La sobrecarga de trabajo supone un recorte de
tiempo en cada paciente, menor calidad de atención y más aumento de errores, ya
que en ocasiones el número de pacientes por día es excesivo para el tiempo del
que dispone en su jornada laboral.
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